Ciclismo : la Vuelta a Cantabria

Elías Tello conquista La Atalaya.

Una gran cronoescalada da al chileno del Construcciones Paulino la victoria en la Vuelta a Cantabria.

A pesar de que ha tenido sólo tres etapas, la Vuelta Ciclista Internacional a Cantabria cumplió ayer con uno de los tópicos del mundo del pedal. Ese que dice que en la última contrarreloj, quienes están delante son los primeros de la general. Y a pesar de ser una crono especialísima, de apenas 920 metros, el guión se cumplió. El muro de la cuesta de La Atalaya vio cómo el cántabro del Gomur-Liébana 2017 Antonio Angulo, sexto en la general, se llevaba la victoria en esa última etapa. Y el cuarto en esa clasificación, el chileno Elías Tello (Construcciones Paulino) hacía segundo para ganar la general de esta Vuelta Ciclista Internacional a Cantabria. Por apenas un segundo, Tello se ha llevado esta edición de la ronda cántabra para las categorías élite y sub-23. Se presumía que todo iba a estar igualadísimo. Y así ha sido.

La contrarreloj de La Atalaya era la tercera y última etapa de la Vuelta Ciclista Internacional a Cantabria. Aunque más que una contrarreloj, era una cronoescalada. Esa cuesta en pleno corazón de Santander es más un muro típico de una clásica belga u holandesa. Con apenas 920 metros de recorrido, la etapa tenía dos partes. La primera de unos 200 metros con un desnivel algo más suave. El resto, esa pared que iba a maltratar a los ciclistas. En total, menos de un kilómetro en el que los corredores echaban el resto en un sprint cuesta arriba.

De sprints sabe lo suyo Antonio Angulo. Chava ha construido su prestigio de gran ciclista metiendo rueda por delante de sus rivales en multitud de volatas. Poco le importa que piquen para arriba, sean cuesta abajo o las rectas de meta sean lisas como un plato. Y ayer, Chava se impuso en ese sprint contra el reloj de La Atalaya. «Es poca distancia, pero acabas muerto, decía entre risas el de El Llano. «Terminas sin un gramo de fuerza».

En una etapa tan peculiar se mezclaban mil y un estilos y estados de forma. Por eso, las multiplicaciones en los desarrollos eran tan variadas como el número de ciclistas –80– en la salida. «Yo he tirado de plato grande, con 53 dientes, en todo el recorrido. Cuando han llegado las rampas fuertes, he movido atrás piñones de 21 y 23 dientes».

Tello, a un segundo

Angulo voló sobre los 920 metros de recorrido en La Atalaya. Su tiempo, un minuto y 43 segundos. A más de 32 kilómetros por hora de media. Pero su esfuerzo para ganar la etapa no encontró premio en la general. A un solo segundo entraba Elías Tello, el mejor de los clasificados en la lucha por el amarillo. Al hasta ayer líder, Sergio Míguez (Supermercados Froiz), las rampas de La Atalaya se le atragantaban en demasía y perdía cinco segundos con el chileno. Al menos, amarraba la tercera plaza del podio en la general. La segunda fue para Josu Zabala (Caja Rural), que entraba tercero en la meta del muro santanderino a dos segundos de Angulo y a uno de Tello. El chileno, sin haber vencido en ninguna de las tres etapas de esta Vuelta Ciclista Internacional a Cantabria, se ha impuesto en la general por apenas un suspiro. Es su segundo triunfo en poco tiempo en la región, ya que el 24 de julio se adjudicó el Trofeo Santiago que se celebra en Cos.

Concluye así una Vuelta Ciclista Internacional a Cantabria que en esta edición hizo bueno otro tópico del deporte del pedal. Con dos etapas en línea con recorridos bastante asequibles, la dureza ha venido de la mano de los corredores, que han firmado una media de más de 42 kilómetros por hora en la ronda cántabra, un ritmo infernal que ha propiciado que casi medio pelotón haya puesto pie a tierra. Aunque la temporada ya está tocando a su fin, la posibilidad de ganar en una ronda de este prestigio ha hecho que los corredores hayan volado para intentar poner su nombre en el palmarés de la carrera.

Fuente : El diario de montanes

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